Con el tiempo trascurrido de acuerdo a lo que fue el domingo, llego el momento de análisis.
En nuestra cabeza-o por lo menos en la mía- se sumergen varias preguntas: ¿quién fue el verdadero ganador de la noche de estas novedosas elecciones primarias? ¿Fue Cristina? ¿O solamente se adjudica a la pérdida de la oposición?
Aquí tenemos varios puntos para analizar.
Los números tal vez llamaron la atención, inclusive, supongo, para la misma gente del Frente para la Victoria. Aunque sería interesante saber por que se llegaron a ellos y no a otros.
La muchedumbre que es acérrima opositora de este modelo adjudica que los mismos son por causa de los planes que este gobierno entrega, los cuales, según ellos, fomentan “vagancia” ¿Eso justifica ese alto puntaje? ¿Eso logra que sean elegidos por casi todo el país? Inclusive en zonas donde anteriormente, con el paso de dos semanas solamente, se había votado lo contrario, o bien, otro gran ejemplo es la misma gente del campo que allá por el 2008 se imponía con su crítica.
A veces, en lugar de pensar que solo es un factor que genera ciertas cosas, conviene meditar que fue lo que realizaron los contrincantes para que se lleguen a ese resultado.
Si pensamos en los que se denominarían “opositores” no hay gran cantidad para decir. Ellos fueron, también, los culpables de esos números, de ese 50% que tanto molesta a algunas personas. Son los responsables, en el sentido que se dividieron entre ellos de mala manera, formando alianzas abominables con gente que ya estuvo en la política con procedimientos espantosos. Ni hablar de las ideas, ningún opositor constaba de una propuesta clara, precisa y concisa.
Si suponemos fríamente, la gente que no cobra los planes “vagancia” (para quedar bien con los negativos en todo y no se enojen) optó por una forma de gobierno, que si bien tiene muchísimo errores pero que algo mantiene. Lamentablemente la oposición no daba esa fuerza, más bien todo lo contrario. La falta de caras nuevas es un factor importante.
Es por eso, aunque estuvo gobernando en Santa Fe, Binner logró un buen resultado. Supongo que será el quién se perfilará-si realiza bien las cosas- para las próximas (no las de octubre de este año) elecciones.
Con esto nos damos cuenta que la sociedad no esta dispuesta a los cambios, por temor a recuerdos nefastos del 2001 y por estar viviendo a nivel mundial algo similar que lo que se vivió acá hace once años atrás.
Por estos días leí gran cantidad de cosas: me entere que un 50 % mantiene al otro 50%, que se fomenta la vagancia y otras más.
Yo suelo decir siempre que no es bueno polarizar los pensamientos y centrarse en un uno solo. Como así menos, imponer esa idea.
A veces noto que los que participan de la “guerra” (por llamarlo de alguna forma) entre ambas partes, se comportan igualitariamente: los que están a favor de este gobierno, lo defienden con uñas y dientes en todo sentido, sin notar algunos errores cometidos, cosa que sucede con los negadores de todo. Ellos critican ese amor de defender ciertas cuestiones indefendible de los positivos, sin darse cuentan que ellos realizan exactamente lo mismo. Siento que estamos en un momento en donde la palabra “objetividad” no esta escrita en el diccionario de ambos bandos.
Esa pérdida de objetividad, es grave, para mi, demasiado.
Retomando otra vez a los números; otros que han sufrido altamente son los medios de comunicación, los mismo que-creo yo- no encontraban forma para explicar el día lunes lo que había ocurrido el domingo, más cuando se encargan todos los días(de la primera hasta la última página) en ubicarse de un solo bando: el de los negativos.
Pena es lo que causa, por que ellos no deberían estar en un solo bando, sino más bien en el medio de ambos sectores, porque ellos son los responsables de informan claramente, y hasta de formar la opinión de la gente.
Finalizando, vuelvo a repetir que esto que transcurrió no se puede analizar solo desde el punto de vista de los planes “vagancia” sino más bien desde otros caracteres.
Sería bueno e interesante debatir con fundamentos y no encerrarse en un mundo “ideal” que se cree vivir o “nefasto” que lamentablemente, también se cree vivir.
