sábado, 3 de diciembre de 2011

A primera vista

Me comentan que todo explotará. La carta que dejaron esta mañana decía sencillamente estas palabras: “No pierda tiempo, porque el día viernes a la misma hora en que usted esta leyendo estas líneas en este momento, ya nada quedará. Todo se transformará en un cúmulos de cenizas”
Brenda tomó el café abruptamente mientras en su cuerpo aparecía el miedo. Sus manos sudaban como pocas veces o como nunca, su cabeza no dejaba de pensar en el día de mañana y en el conjunto de cosas que se perdió, por su cobardía, de realizar.
Algo le aturdía todo el tiempo y no la dejaba ni moverse de su propia casa para ir al nefasto trabajo. Ese “algo” tenía nombre y apellido: Víctor Manfreda.
Aquel que le había dejado hace tiempo ya por ir a correr otros cuerpos; el mismo con el que soñaba cada noche o le generaba la esperanza de que ésta vez si se lo encontraría en el Roca y la saludaría como en los viejos tiempos.
En fin, siempre Brenda caí en los mismos pensamientos.
Tomó el tren y llego a la aburrida oficina, se sentó frente a su computadora y pensaba internamente: ¿Tendré que contarle a la gente sobre la carta que me llegó? ¿Serviría para algo o solo se transformaría en un conjunto de temores que se volverían en algún punto insoportables? Ella decidió ser egoísta y que de su boca no se omita ni una sola palabra.
Manuela le pregunto si algo le sucedía por su pálido rostro, si se había encontrado con Víctor en el metro o si padecía algún problema familiar, a lo que ella contesto que solo se trataba de cansancio por la altura en que estábamos del año sumado al calor que comenzaba a asomar. Esa respuesta parece que logro que quedara conforme,ya que luego no realizó más preguntas.
Las horas pasaban muy velozmente, Brenda miraba el reloj y el mismo marcaba que ya nos encontrábamos frente a las cinco de la tarde y que en una hora el trabajo terminaba y para siempre.
Quién sabe, tal vez nunca más se encuentre con “el gordo López de contaduría”, “la loca que no hacía nada de la secretaría” o su amiga de toda la vida: Manuela. Por un momento sintió culpa por no contar lo de la carta, pero por otro pensó que era lo correcto. Bueno, quién sabe que es lo adecuado o correcto a esta altura, nadie supongo.
Salió de la oficina rápidamente y fue directo a tomar el tren. Éste se encontraba como casi siempre a las 6.30 Hs. de la tarde; repleto de pasajeros cansados, despotricando por todo: de lo mal que se viajaba, de los precios que aumentaban y de algún tema política más.
Ella decidió ir en escuchando música, en sus odios sonaba “A primera vista” de Pedro Aznar. Ese tema le generaba muchas cosas. La letra tenía que ver mucho con su vida y además era la canción que Víctor siempre decía que era para ellos dos.
Tantas reflexiones en su mente lograron hasta que el viaje pareciese más corto, cuando se quiso acordar se encontraba en la estación de Escalada y ya en la próxima bajaba.
Llego a Banfield y comenzó a caminar por la plaza, mientras seguía pensando en el día de mañana, en lo que sucedería, hasta que en un momento se freno, sintió como que el mundo también se frenaba junto con ella y lanzo ésta palabra: Cobarde.
Vicentico era ahora protagonista de lo que sonaba, éste en su canción decía “cobarde si me quedo. Cobarde si me voy”
Cuanta razón tenía esa letra; los seres humanos somos cobardes casi en su totalidad, siempre nos afectan los miedos, quienes no nos dejan seguir. ¿Siempre es el miedo? ¿Es esa la palabra correcta? o ¿sencillamente es nuestra cobardía que se tapa tras el maldito miedo? Sepan disculpar amigos, no se si tengo las repuestas a ésta preguntas.
Brenda llego a su casa, se tomó un té verde como siempre al mismo tiempo que sonaba su celular con un mensaje de texto enviado por Víctor.
Su corazón comenzó a latir más fuerte, sus manos temblaban sin parar como su cuerpo. Era como si algo no la dejase leer ese mensaje de texto.
Pasaron algunos minutos hasta que tomo coraje e intento leer lo que decía escrito por Víctor.
El texto era bastante preciso, como lo solía ser él.
Éste decía solamente estas palabras: “Me entere que mañana todo explotará. Yo no se cuanto hay de verdad en todo esto. Lo que si se es que si todo se termina y ya nada quedará, quisiera vivir lo último que me queda junto con vos”. Te espero a las diez en la puerta de “El ladrillo” en Temperley, como siempre. Nos vemos ahí..