- Si, acepto.
-Y ahora, la pregunta para el señor….
-¿Mariano Miguel Rivas
Martínez aceptas por esposa a Eugenia
Constanza Lugurias?
Si, acepto.
-Entonces se encuentran formalmente casados para la ley. Ahora si el novio puede besar a la novia.
Felicitaciones.
Esa mañana no era una más para Eugenia ni para Mariano. En
horas ocurriría un hecho importante que marcaría para siempre sus destinos.
Ella se levanto con los nervios típicos de una novia,
procurando que todo salga perfecto, sin sobresaltos.
El también estaba nervioso, con sudor en sus manos y sin saber
demasiado lo que realizaría en el registro Civil. Supuestamente era lo que
deseaba, digamos.
Era hora de cambiarse, prepararse, mientras sonaba el timbre
fuertemente. Mariano corrió hacia el esperando que sea ella quien este
parada allí. Con su lánguido cuerpo, el
pelo más largo que siempre y esa mirada penetrante inconfundible. Pero no, la
imagen solo demostraba que se trataba de
Juan Manuel, el testigo, amigo.
Buenos días. ¿Que se
cuenta? Calculo que no era yo a quién esperabas, pero te recuerdo amigo que
vos solito llegaste a este punto, nadie
te obligo.
¿Podes dejar tu profesión aparte y no analizarme? Acá soy tu
amigo no paciente, señor licenciado
No estoy analizándote. Sabes que no puedo. Solo
digo lo que me parece. Se nota que duele ciertas cuestiones….
Mejor me termino de vestir. ¿Queda mal esta corbata? ¿Es
preferible la otra?
Da igual. Bueno, no, mejor la otra.
A cientos de kilómetros una muchacha se fija a donde comería
hoy. Hace frío, Nueva York se encuentra ya toda decorada por la navidad que se
aproxima. Logra sentarse en un bar, se fija el menú y se lo solicita al mozo.
Mientras se consume la espera, saca un libro de Kant . Textos, tal
vez, un tanto complicados para leer en un restauran de un viernes al mediodía.
Pero no importa, así son las cosas.
La mañana de Carla se encontró algo agitada, bastante
trabajo por cierto. Ella quería tener la mente ocupada lo suficientemente para
no pensar demasiado. Igualmente aunque se intente, hay cosas que no se olvidan
fácilmente.
Mariano se fue de ese país exactamente hace un año y dos
meses, cuando la relación de cinco-intensos- años marcaba su fin. Juntos
vivieron distintas situaciones, experiencias nuevas (como lo era irse a vivir a
otro lugar) .Pero no todo resulta perfecto, algo se arruino y ya nada era lo de
antes.
El se volvió para aquí, Argentina y conoció en a la salida
del cine a Eugenia,hoy su esposa.Se “enamoro” digamos a primera vista, en
realidad no se sabe. Según su amigo Juan Manuel, solo le gusto que tenía un
dejo parecido a cuando conoció a Carla con ese pelo corto tipo carré y piernas interminables, con chistes parecidos y pensamientos similares. Aunque Juan le diga que
no se puede reemplazar a las personas, el insistió hasta llegar al día de hoy en el registro Civil.
Tal vez impulsado por la adrenalina e insistencia que ella
trasmite fue que se arribó a este momento.
El casamiento era algo sencillo, solo por la ley y nada de
iglesia. Con pocos familiares y amigos.
Muchos no entendían como Mariano había llegado a este
momento. Siempre decía que no era amante de las formalidades y que los papeles
no marcaban el amor eterno hacia una persona.
Bueno, la vida se trata de
contradicciones todo el tiempo.
Desde que dejaron de estar juntos, Carla y Mariano no
volvieron a cruzarse nunca más. Ella volvió por un mes a visitar a la familia
pero ni se encontraron; a pesar que el departamento de él está a tan solo diez
cuadras del de ella.
Durante ese mes Mariano tenía terror de encontrarse con ella,
no sabía cómo podía reaccionar al ver a la mujer que en su momento consideraba
perfecta. De igual manera, aunque no lo diga, sigue estando, para él, en ese
nivel de mujer.
Aunque más allá de
la lejanía que los separaban ambos sabían perfectamente de la vida de cada uno.
Él se entero que ella había salido con un escritor-poco
conocido- francés, pero que la cuestión no resulto tan bien. Ella en cambio
tenía muy claro sobre Eugenia y más aún sobre el hecho que ocurriría hoy.
Por eso el dolor tapado con trabajo intentando ocupar su mente en cualquier cosa y no en pensar en aquel muchacho que conoció una noche en donde lo primero que le dijo fue: “Emma Zunz. Seguro no sabes de qué hablo ¿no? Si lo sé, Borges”
Por eso el dolor tapado con trabajo intentando ocupar su mente en cualquier cosa y no en pensar en aquel muchacho que conoció una noche en donde lo primero que le dijo fue: “Emma Zunz. Seguro no sabes de qué hablo ¿no? Si lo sé, Borges”
Todo arranco con Borges, con Emma….