martes, 7 de octubre de 2014

Expectativa / Realidad




Hace unas semanas atrás recomendé, para una persona que estaba en una relación complicada con su pareja, una película que siempre la considere la más real de las románticas: “500 días con ella”. Me gusta en el sentido que no es la típica que los protagonistas terminan junto, mas bien, su fin es estar separados por que uno no se encuentra enamorado del otro.
Para mi es lo más claro y real que existe. Es la vida misma, lo que sucede cotidianamente.
No todas las relaciones son perfectas, se que, cada una es un mundo distinto.
Solemos, como lo plantea “500 días con ella” de idealizar a las personas y los momentos. Recordamos solo aquellos en que fueron buenos, omitimos los malos. Nunca queremos darnos cuenta que lo gris también es parte de la historia y lo que es peor, creemos que el otro nos quiere de la misma forma que nosotros lo amamos. Pero, no es así: las relaciones funcionan o no, además, siempre son de a dos.
¿Por qué sucederá que siempre cometemos el mismo error? ¿Por qué ocurrirá que consideremos al otro como perfecto o que esta locamente enamorado de nosotros?
Fue gracioso que yo dijera de que vean esa película, con aires de estar superada, negando realidades. Hoy, la veo yo y confirmo que lo que le pasa a Tom le suele pasar a muchos  (nos suele)
Pero no importa, sigamos con aires altos que nada pasará y otra vez anulamos. Hasta que se cae en la realidad: busquemos por otros lugares.
Mi abuela solía decir una frase “ya encontraras la horma de tu zapato” te comento Adelita que la sigo esperando, desde arriba empuja a alguno para que aparezca. 
Sentimos como pasa el tiempo y que estamos pisando el “grupitos de los treinta” y que lo que vemos alrededor son parejas “ya formadas”. Hay que ver como son, lo dije antes y repito: cada relación es un mundo distinto.
Para finalizar este tipo de reflexión, si se quiere medio banal o ridículo, comentaría que no todos somos iguales que cada uno es como es y que ya tendremos el momento como Summer de encontrar de casualidad (tal vez sentados en un café leyendo un libro o – como me encuentro últimamente- arriba de un avión viajando para alguna provincia) que será la vendita “horma de tu  zapato” que tanto repetía mi abuela Adelita (Que por cierto para estos momentos necesito un abrazo tuyo).