¿Qué buscamos? ¿Qué esperamos?, en realidad ¿Que somos realmente?
¿Efímeros cuerpos intentando transitar la vida sin vivirla?
El tiempo se consume a pasos agigantados y allí estamos nosotros esperando que llegue lo mejor que “supuestamente esta por venir”, claro esta, mientras deseamos que ese momentos se nos aparezca, los minutos y las horas se esfuman.
Lo gracioso, o no tanto, de esta situación es que el disfrute de aquellas pequeñas cosas que nos puede ofrecer eso denominado y llamado “vida” nunca logramos apreciarlas como corresponde. Le damos importancia a cosas que no lo merecen, sufrimos por aquello que tal vez no sea necesario, estamos infelices caminando sin rumbo por las calles.
¿Eso es lo que queremos? ¿Vivir así que sentido tiene? ¿Que logramos tapar nuestra tristeza con una falsa y obligatoria sonrisa?
Tal vez yo no tenga las repuestas a este cúmulo de preguntas, es seguro lo más probable; quizás al mismo tiempo vivo de esa manera que planteo en éste escrito sin darme cuenta. Pero si logro asegurarme de algo: que el sol del parque es mejor que estar en casa atrapada por el virus del miedo.
Igual medita algo: “nunca es tarde para salir de ese virus y que afuera siempre hay alguien que te esta esperando”
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