-No digas nada, cuando existe éste espacio sin palabras significa que no.
-Pero, Emiliano…Yo te quiero decir….
-No. Mejor es el silencio.
Esa fue la última mañana que compartí con él.
Con Emiliano hacía exactamente cuatro años que estábamos juntos. Tanto tiempo que llevaron a que los últimos fueran pura costumbre, creo.
Pasar del amor a ese estado es algo raro. Todavía no se ni como llegué.
La pregunta que hoy me realizó a la mañana no era desubicada, a pesar de los cuatro años de noviazgo, el intuía que las cosas ya no funcionaban como antes.
Al otro día me invito a tomar un café, para saber como estaba, preguntarme si algo podía realizar, si servía que el cambiara algo de su forma de ser, de sus defectos.
-Emiliano ese no es el punto, cuestión. Las cosas que me suceden tienen que ver conmigo no con vos. Si tuviera que hablar, diría que sos una persona increíble, buen compañero, con buen humor, si crees que eso suma puntos, para mi si, inteligente y demás cosas. Pero…
-Ya dejaste de amarme... ¿Te puedo preguntar algo?
-Lo que quieras…
-¿Cuándo fue el momento exacto en que dejaste de amarme? ¿Cuándo lo percibiste?
-Emiliano….esa es una pregunta compleja y no me gustaría responderla. No hay un instante preciso, las cosas suceden por que tiene que suceder. Llámalo como quieras, destino, o lo que sea. Simplemente se trata de que ninguno de los dos seamos los indicados para estar juntos. Aunque, yo se que seguro encontrarás una mujer que te ame.
En ese momento sentí que mi cuerpo se encontraba apoderado por un inmenso dolor, no veía la hora de poder terminar esa charla. No me gustaba pronunciar esas palabras, pero era la realidad, la verdad….que duele tanto….
-No necesito más explicaciones, se me pasará, lo prometo. Tal vez no sea tan pronto…pero estaré bien. Más allá de que este inundado por la tristeza, agradezco tu sinceridad. No esta bueno seguir atado a algo, tener esa ilusión, esperarla o creernos que llegará, cuando todos sabemos que eso nunca sucederá.
-Me debo retirar. Tal vez pase mañana por el departamento para traerme algunas cosas que quedaron allí, no muchas. Te devuelvo las llaves, no la necesito ya.Cualquier cosa estoy en mi departamente. Nos hablamos
Se fue y ahí quede yo, sola en el bar, disimulando mi llanto. Las lágrimas no eran por el dolor de no estar más con él, más bien, por que sentía que el sufría o que seguirá sufriendo y que ya no podía realizar nada por eso.
¿Qué es lo peor cuando el amor se acaba? Que se acabe, precisamente, solía decir Isamel en una canción.
Llegue al departamento por la noche, intente despejar la mente, me bañe y comencé a prepararme algo para cenar. La cocina sabía que me relajaba. Luego recordé que no me había fijado si tenía algún mensaje en el contestador, raro en mí, siempre suelo chequearlo ni bien entro. Eso denotaba que mi cabeza estaba enloquecida.
El primer mensaje era de Emiliano, para decirme la hora y lugar de donde nos encontraríamos. Nunca lo escuche, por eso me llamo al celular.
El otro mensaje tenía que ver con algo actual que me comenzaba a suceder…
“Hola, ¿Cómo estas? ¿Todo bien con la charla? Se que es doloroso, sabes que a mi me sucedió lo mismo. Si lo necesitas, nos podemos ver mañana antes que entre a la facultad. Tengo clase a las diez, pero de igual manera puedo hacerme tiempo para que desayunemos juntos”.
Esa es otra historia…el amor se acaba, lo dije antes, pero también aparecen cuestiones imprevistas, hombres inesperados. Jean-Claude era uno de esos hombres….
Él nunca fue la causa de mi separación con Emiliano, pero si ayudo a que me anime hablar….
Dolina suele decir que uno puede estar con muchas personas, tener relaciones, sexo y no existe problema alguno. Pero todo se complica cuando nos enamoramos...
Continuará....